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Esto es para que los israelitas traigan ante el SEÑOR a la entrada de la carpa del encuentro, los sacrificios que acostumbraban ofrecer a campo abierto. Deben llevarlos al sacerdote para que los sacrifique al SEÑOR como ofrendas para festejar. Luego el sacerdote rociará la sangre sobre el altar del SEÑOR a la entrada de la carpa del encuentro, y quemará la grasa como olor agradable al SEÑOR. Los israelitas no ofrecerán más sacrificios a los demonios del desierto[a] con los que se han prostituido. Esta ley será permanente para ellos, de generación en generación”.

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Footnotes

  1. 17:7 demonios del desierto Aquí parece hacerse referencia a la creencia de que algunos espíritus malignos vivían en el desierto en forma de chivos salvajes.